El término desarrollo
sostenible, perdurable o sustentable se aplica al desarrollo
socio-económico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como
Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la
Comisión Mundial de Medio
Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumiría
en el Principio 3.º de la Declaración de Río (1992)
GRAFICO
DE INDICADORES DEL AMBITO DEL DESARROLLO SOSTENIDO
AMBITO
DEL DESASRROLLO SOSTENIDO
•
El ámbito del desarrollo sostenible puede
dividirse conceptualmente en tres partes: ambiental, económica y social. Se
considera el aspecto social por la relación entre el bienestar social con
el medio ambiente y la bonanza económica. El triple resultado es un
conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las tres áreas.
•
Deben satisfacerse las necesidades de la
sociedad como alimentación, ropa, vivienda y trabajo, pues si la pobreza es
habitual, el mundo estará encaminado a catástrofes de varios tipos, incluidas
las ecológicas. Asimismo, el desarrollo y el bienestar social, están limitados
por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente y la capacidad del
medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana.
•
Ante esta situación, se plantea la posibilidad
de mejorar la tecnología y la organización social de forma que el medio
ambiente pueda recuperarse al mismo ritmo que es afectado por la actividad
humana.
Ámbito de aplicación y definiciones
El desarrollo sostenible se
aceptó exclusivamente en las cuestiones ambientales. En términos más generales,
las políticas de desarrollo sostenible afectan a tres áreas: económica, ambiental y social. En apoyo a esto, varios
textos de las Naciones Unidas, incluyendo el Documento Final de la cumbre
mundial en el 2005,[3] se refieren a los tres componentes del
desarrollo sostenible, que son el desarrollo económico, el desarrollo social y
la penetración del medio ambiente, como "pilares interdependientes que se
refuerzan mutuamente".
La Declaración Universal sobre la
Diversidad Cultural (Unesco, 2001) profundiza aún más en el
concepto al afirmar que "... la diversidad cultural
es tan necesaria para el género humano como la diversidad
biológica para los organismos vivos"; Se convierte en "una de las
raíces del desarrollo entendido no sólo en términos de crecimiento económico,
sino también como un medio para lograr un balance más satisfactorio
intelectual, afectivo, moral y espiritual". En esta visión, la diversidad
cultural es el cuarto ámbito de la política de desarrollo sostenible.[
El "desarrollo verde"
generalmente es diferenciado del desarrollo sostenible en que el desarrollo
verde puede ser visto en el sentido de dar prioridad a lo que algunos pueden
considerar "sostenibilidad ambiental" sobre la "sostenibilidad
económica y cultural". Sin embargo, el enfoque del "desarrollo
verde" puede pretender objetivos a largo plazo inalcanzables Por ejemplo,
una planta de tratamiento de última tecnología con gastos de mantenimiento
sumamente altos no puede ser sostenible en las regiones del mundo con menos
recursos financieros. Una planta de última tecnología "respetuosa con el
medio ambiente" con altos gastos de operación es menos sostenible que una
planta rudimentaria, incluso si es más eficaz desde un punto de vista
ambiental. Algunas investigaciones parten de esta definición para argumentar
que el medio ambiente es una combinación de naturaleza y cultura. El sitio
"Desarrollo sostenible en un mundo diverso" trabaja en esta dirección
integrando capacidades multidisciplinarias e interpretando la diversidad
cultural como un elemento clave de una nueva estrategia para el desarrollo
sostenible.
Un desarrollo económico y social respetuoso con el medio
ambiente
El objetivo del desarrollo
sostenible es definir proyectos viables y reconciliar los aspectos económico, social, y ambiental de las
actividades humanas; "tres pilares" que deben tenerse en cuenta por
parte de las comunidades, tanto empresas como personas:
Económico: funcionamiento
financiero "clásico", pero también capacidad para contribuir al
desarrollo económico en el ámbito de creación de empresas de todos los niveles.
Social: consecuencias sociales de
la actividad de la empresa en todos los niveles: los trabajadores (condiciones
de trabajo, nivel salarial, etc), los proveedores, los clientes, las
comunidades locales y la sociedad en general, necesidades humanas básicas.
Ambiental: compatibilidad entre
la actividad social de la empresa y la preservación de la biodiversidad y de
los ecosistemas. Incluye un análisis de los impactos del desarrollo social de
las empresas y de sus productos en términos de flujos, consumo de recursos
difícil o lentamente renovables, así como en términos de generación de residuos
y emisiones... Este último pilar es necesario para que los otros dos sean
estables.
Justificación del desarrollo sostenible
La justificación del desarrollo
sostenible proviene tanto del hecho de tener unos recursos naturales
limitados (nutrientes en
el suelo, agua potable, minerales, etc.),
susceptibles de agotarse, como del hecho de que una creciente actividad
económica sin más criterio que el económico produce, tanto a escala local
como planetaria, graves problemas medioambientales que
pueden llegar a ser irreversibles.
Condiciones para el desarrollo sostenible
Los límites de los recursos
naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos de desarrollo
sostenibles.
1. Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo
superior al de su generación.
2. Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior
al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
3. Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor
velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado
de manera sostenible.
Estas
tres reglas están forzosamente supeditadas al crecimiento poblacional y al
desarrollo científico y tecnológico.
Crítica en el uso del término
El término "desarrollo
sostenible" se encuentra en numerosos discursos políticos, pero su aplicación
es muy diversa y en ocasiones perversa.
Las ideologías liberales hacen énfasis en
la posibilidad de compatibilizar el crecimiento económico con la preservación
ambiental mediante el aumento de la productividad (producir
más, consumiendo menos recursos y generando menos residuos) y con la equidad social para la mejora
general de las condiciones de vida (lo que no siempre es inmediato).
Algunas ideologías ecologistas más radicales
hacen énfasis en las opciones de crecimiento
cero y aplicación estricta del principio de
precaución, que consiste en dejar de realizar determinadas actividades
productivas mientras no se demuestre que no son dañinas. Otros ecologistas
defienden el decrecimiento
económico.[7] Éstos últimos creen que el respeto al medio ambiente
no es posible sin reducir la producción económica, ya que actualmente estamos
por encima de la capacidad de regeneración natural del planeta, tal y como
demuestran las diferentes estimaciones de huella ecológica.
Además, también cuestiona la capacidad del modelo de vida moderno para producir
bienestar. El reto
estaría en vivir mejor con menos.[8]
El ecosocialismo argumenta
que el capitalismo, al
estar basado en el crecimiento y la acumulación constante de bienes
incrementando el ritmo de crecimiento, es ecológicamente insostenible.[9]
No obstante, el desarrollo
económico no es necesariamente
sinónimo de crecimiento
económico ni de desarrollo
humano. Aun así, cualquier medida relativa a las actividades
productivas no sólo tiene efectos negativos o positivos sobre el medio
ambiente y la economía de las empresas,
sino que también influye en lograr los mejores niveles de vida de la población, alcanzando el gran objetivo que persigue
el desarrollo sostenible, que es:
Crecimiento económico y mejores niveles de vida para la presente y futuras generaciones.
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