En el análisis económico, los ejemplos son instrumentos que permiten comprender los fenómenos económicos en su verdadera dimensión. Por eso, a continuación un ejemplo que justifica el comercio exterior.
EJEMPLO
En una isla sólo viven dos hombres. Ambos necesitan diariamente un pescado y un conejo para comer
Uno de ellos está "subdesarrollado" y usa una ineficaz lanza con punta de piedra tanto para pescar como para cazar. Tiene que dedicarle todos los días 3 horas para pescar un pez y 4 horas para cazar un conejo. Es mejor pescador que cazador, pero todo lo hace mal. Todos los días tiene que gastar 3+4=7 horas para alimentarse y casi no le queda tiempo para otras cosas.
El otro hombre está "desarrollado." Dispone de armas de fuego para cazar y una magnífica lancha a motor y redes para pescar. Todos los días dedica 2 horas para pescar un pez y 1 hora para cazar un conejo. Todo lo hace mejor que el hombre "subdesarrollado," pero es mejor cazador que pescador. Necesita gastar cada día sólo 2+1=3 horas para alimentarse y el resto del tiempo lo dedica a otras cosas.
Un buen día ambos hombres se plantearon la conveniencia de comerciar
El hombre "desarrollado" pensaba: no me conviene comerciar con el hombre "subdesarrollado" porque no podré competir con sus salarios bajos; sólo cobra un pez y un conejo por 7 horas de trabajo, mientras que yo cobro lo mismo por 3 horas de trabajo.
El hombre "subdesarrollado" pensaba: no me conviene comerciar con el hombre desarrollado porque no podré competir con su altísima productividad; es capaz de producir un pez y un conejo en sólo 3 horas de trabajo, cuando yo necesito 7 horas.
Ambos hombres superaron sus temores y se decidieron por comerciar.
EJEMPLO
En una isla sólo viven dos hombres. Ambos necesitan diariamente un pescado y un conejo para comer
Uno de ellos está "subdesarrollado" y usa una ineficaz lanza con punta de piedra tanto para pescar como para cazar. Tiene que dedicarle todos los días 3 horas para pescar un pez y 4 horas para cazar un conejo. Es mejor pescador que cazador, pero todo lo hace mal. Todos los días tiene que gastar 3+4=7 horas para alimentarse y casi no le queda tiempo para otras cosas.
El otro hombre está "desarrollado." Dispone de armas de fuego para cazar y una magnífica lancha a motor y redes para pescar. Todos los días dedica 2 horas para pescar un pez y 1 hora para cazar un conejo. Todo lo hace mejor que el hombre "subdesarrollado," pero es mejor cazador que pescador. Necesita gastar cada día sólo 2+1=3 horas para alimentarse y el resto del tiempo lo dedica a otras cosas.
Un buen día ambos hombres se plantearon la conveniencia de comerciar
El hombre "desarrollado" pensaba: no me conviene comerciar con el hombre "subdesarrollado" porque no podré competir con sus salarios bajos; sólo cobra un pez y un conejo por 7 horas de trabajo, mientras que yo cobro lo mismo por 3 horas de trabajo.
El hombre "subdesarrollado" pensaba: no me conviene comerciar con el hombre desarrollado porque no podré competir con su altísima productividad; es capaz de producir un pez y un conejo en sólo 3 horas de trabajo, cuando yo necesito 7 horas.
Ambos hombres superaron sus temores y se decidieron por comerciar.
El hombre "subdesarrollado" se dedicó exclusivamente a la pesca porque lo hacía comparativamente —aunque no absolutamente —mejor. Cada día gastaba 3+3=6 horas para pescar 2 peces. Uno de ellos se lo comía y el otro lo intercambiaba por un conejo con el hombre "desarrollado." Así lograba alimentarse con 6 horas de trabajo en lugar de 7: salía ganando. El hombre "desarrollado" se dedicó exclusivamente a la caza porque lo hacía comparativamente —y también absolutamente— mejor. Dedicaba cada día 1+1=2 horas a cazar 2 conejos. Uno de ellos lo comía y el otro lo intercambiaba por un pez con el hombre "subdesarrollado." Lograba alimentarse con 2 horas de trabajo en lugar de 3. También salía ganado
Este ejemplo demuestra que el comercio internacional es mejor para todos sin importar los salarios ni la productividad relativa. Se puede competir perfectamente con salarios muy altos y también con productividad muy baja. En realidad la propia palabra "competir" se vuelve inexacta, porque no hay ninguna torta que repartir, sino una torta que se hace mayor para todos.